De Simón Rodríguez a las comunas de Chávez: El camino soberano nuestroamericano

23 enero, 2025
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El proyecto comunal venezolano ha surgido como una importante experiencia de autogobierno territorial, atrayendo la atención internacional por su empeño de reestructurar las relaciones sociales y económicas desde la base.

Para la poeta e investigadora chilena Paloma Griffero, este proceso cuenta con características distintivas como el de conformarse a partir de un esfuerzo sistemático por construir el bienestar colectivo a través de la organización territorial.

Los fundamentos teóricos de esta iniciativa se remontan al concepto de «toparquía» del filósofo de la educación Simón Rodríguez, como explica la Dra. Iluskha Salazar, investigadora venezolana, en referencia a la visión de Rodríguez sobre la organización comunitaria, la cual combina el conocimiento técnico con la producción material para el bienestar colectivo.

La comuna cuenta con una trayectoria histórica de 500 años de luchas de liberación en América Latina. Como señala la filósofa mexicana Katya Colmenares Lizárraga, mientras que los movimientos independentistas del siglo XIX establecieron el marco de las repúblicas modernas, el proyecto más profundo de descolonización cultural e imaginativa sigue siendo una tarea inacabada, lo que hace que las aportaciones teóricas de pensadores como Simón Rodríguez sean cada vez más relevantes para los movimientos sociales de la actualidad.

El proyecto histórico en Venezuela cobró un impulso significativo cuando el Comandante Hugo Chávez llamó a concentrar los esfuerzos culturales, políticos, económicos y productivos en la construcción de un modelo socialista “desde la raiz”. Este momento marcó el inicio de un proceso sistemático de implementar formas propias de organización territorial y de producción económica.

El marco legal establecido proporciona la estructura formal para las comunas venezolanas, al tiempo que permite adaptaciones locales (injertos) basadas en necesidades territoriales específicas.

El sistema de asambleas de ciudadanos es definido en la Ley Orgánica de los Consejos Comunales de 2009 como «la máxima instancia de deliberación y toma de decisiones para el ejercicio del poder comunitario, la participación y el protagonismo popular.»

Un rasgo distintivo de este modelo es su enfoque de la organización económica, codificado en la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal (LOSEC). Este marco establece la construcción de una nueva lógica socioproductiva y socioeconómica, estableciendo organizaciones productivas centradas en las necesidades colectivas y no en el beneficio privado.

Estas unidades se dedican a la producción, transformación, distribución e intercambio de bienes, servicios y conocimientos, haciendo hincapié en que el trabajo tiene «su propio y auténtico significado, sin ningún tipo de discriminación.»

La dimensión territorial se evidencia en el desarrollo de los Distritos de Desarrollo Motorizado, como se observa en municipio Simón Planas (territorio de la Comuna El Maizal), donde se están realizando esfuerzos para establecer una Confederación Comunal. Esta iniciativa pretende recuperar un objetivo del Plan de la Patria de Chávez: la constitución de un Distrito de Desarrollo Motor Agroindustrial en estos territorios.

Según Griffero, los miembros de las comunidades demuestran un impresionante discurso articulado sobre la organización popular como base fundamental para la interdependencia y la pluridiversidad. «La vida comunitaria es el lugar de construcción de las identidades», señala, estableciendo paralelismos entre la diversidad biológica y la pluralidad cultural como elementos esenciales para la civilización.

Este experimento venezolano adquiere una mayor dimensión cuando se contextualiza dentro de las pautas históricas del desarrollo latinoamericano. Como sostienen el filósofo Enrique Dussel y el teórico Juan José Bautista, las narrativas modernas del desarrollo han estado históricamente moldeadas por intereses de conquista y dominación, originalmente al servicio de la burguesía europea y ahora de las corporaciones transnacionales.

Por lo tanto, el proyecto comunal venezolano representa así un intento de construir una vía de desarrollo alternativa en Nuestra América, caracterizada por la participación democrática de la sociedad, la propiedad colectiva y la autogestión territorial.

Mediante elecciones libres en todas las instancias representativas de los consejos comunales y las comunas, el sistema pretende mantener la legitimidad democrática al tiempo que desafía las estructuras de poder tradicionales.

Esta experiencia en curso de autogobierno territorial en Venezuela constituye un importante estudio de caso sobre formas soberanas de organización social y económica, y ofrece ideas sobre las posibilidades y los retos de aplicar cambios sistémicos en las sociedades contemporáneas.

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