El anuncio del cierre inminente del Hospital especializado en salud mental Laura Bonaparte fue un paso más del proyecto neoliberal de Javier Milei. Lo distinto fue la reacción, la resistencia y la comunión en una rebelión popular que comienza a gestarse en Argentina.
El hospital es un refugio vital en un país donde la crisis ha golpeado duramente a quienes más necesitan atención. Desde principio de año han brindado más de 25 mil asistencias que hoy se ven amenazadas.
El Hospital de Salud Mental Laura Bonaparte, una institución de referencia en el ámbito de la salud mental en Buenos Aires, enfrenta el riesgo de cierre, lo que ha generado gran preocupación entre los trabajadores y la comunidad. La clausura de áreas clave como la internación y la guardia ha desatado una resistencia por parte de los empleados, quienes buscan el apoyo de la sociedad civil ante lo que consideran una amenaza al acceso a la salud mental de los sectores más vulnerables.
El hospital, fundado en 1889 y actualmente especializado en adicciones y salud mental, es también un centro de formación para profesionales y un espacio de contención para miles de personas. A
lo largo del año, ha atendido a más de 25.000 pacientes. Su cierre afectaría a 35 pacientes internados, a los 612 trabajadores y a más de 1.200 personas que reciben tratamiento ambulatorio semanalmente.
Los trabajadores advierten que, a pesar de los argumentos oficiales sobre la «subutilización» del hospital, el cierre sería un golpe devastador para la atención de salud mental, en un contexto de creciente vulnerabilidad económica y social.
“Cada vez hay más personas que tienen
trabajos precarios. Los que antes sobrevivían de changas ahora no pueden pagar el alquiler, ni siquiera quienes cobran el subsidio habitacional” explica Julita Chevalier, trabajadora social del Hospital Laura Bonaparte.
Según reportan desde el hospital,
las situaciones de exclusión llevan a las
personas a situaciones límites.
Las situaciones de violencia de genero,
consumo problemático o depresión
se ha duplicado y hasta triplicado respecto
a igual periodo del 2023.
Los trabajadores del Bonaporte
señalan que en los últimos meses
la demanda de atención se ha incrementado
como consecuencia de la agudizamiento
de la crisis social.